Monday, December 26, 2005

VERITAS LIBERABIT VOS...!

En los orígenes de la Humanidad y en todas las latitudes, para las personas del género masculino resultaban naturales sus funciones como engendradores de hijos, protectores de la tribu, y proveedores de lo necesario para la sobrevivencia de las mujeres, de los menores y de los ancianos: era obvio que la naturaleza había dotado a los varones con el vigor y la destreza necesarias para cumplir con esas funciones primarias. Las mujeres quedaban reducidas a complacer el deseo sexual de los hombres, a concebir hijos, a parirlos, a amamantarlos, y a cuidar de ellos mientras eran infantes: carecían aparentemente de facultades para otros menesteres.

Con el transcurso de los siglos y el paulatino desarrollo de las diferentes culturas, en el seno de las diversas sociedades se presentó el fenómeno de la especialización en cuanto a las actividades de los varones: así, unos eran guerreros, cazadores, agricultores, artesanos, comerciantes o fundidores, otros, curanderos, sacerdotes o gobernantes. Después los hombres desarrollaron la escritura, las leyes y las matemáticas, y surgieron artistas, poetas, filósofos, políticos, astrónomos y navegantes. Los varones descubrieron la pólvora, y con ella surgieron los Estados y los grandes Imperios. Sin embargo la condición general de las mujeres, con algunas excepciones notables, seguía siendo de limitaciones y de sujeción al género masculino.

Poco a poco a partir del siglo XVIII, y con mayor velocidad y amplitud en los siglos XIX y XX, primero en los países de cultura occidental, y después en todo el Mundo, las mujeres tuvieron acceso a la educación y a la verdad. Con la educación, vino la posibilidad efectiva para la mujer, de desprenderse de la dependencia a la que por muchos siglos le ataron las leyes y las culturas desarrolladas por el varón. Este formidable fenómeno de liberación femenina ha determinado una saludable y nueva relación cultural, legal, económica, social, política y familiar entre mujeres y varones: actualmente el género femenino no tiene más limitaciones que las que las mujeres, al igual que los hombres, se permitan a sí mismas. Aunque en algunas regiones o en sectores menos culturizados de las distintas sociedades, se siguen imponiendo restricciones obsoletas al desarrollo femenino, en la inmensa mayoría de las comunidades del Mundo se acepta ya abiertamente, la igualdad efectiva y de complementariedad entre ambos géneros.

Hasta hace pocos años el destino manifiesto de las mujeres parecía ser la búsqueda (por voluntad propia o por intervención de terceros) de un compañero permanente para desarrollar una familia, y para de esa manera obtener “status” y medios decorosos de subsistencia. Actualmente la educación de las mujeres les permite obtener por sí mismas los medios, no sólo de subsistencia, sino de independencia económica y de “status” social. Así, hoy a nadie sorprende el que un buen número de mujeres jóvenes, profesionistas en su mayoría, sin renunciar al gozo y responsabilidad de una actividad sexual madura, por decisión propia difieran el compromiso eventual de iniciar una familia.

Es más, mujeres hay que en definitiva prefieren permanecer solteras, por el temor a quedar divorciadas el día de mañana, y son capaces de negarse la posibilidad de vivir permanentemente en pareja con un varón, si los prospectos que se les presentan no llenan sus expectativas de edad, salud, cultura, educación, presencia física, equilibrio emocional, capacidad económica profesional y lineamientos éticos. La decisión de estas mujeres deliberadamente solteras, consecuencia de la reflexión y del respeto por sí mismas, es admirable, y más si va acompañada por un compromiso personal de dedicación, frecuentemente anónima, a la atención directa o indirecta de seres humanos en desgracia, o si va de la mano con la entrega apasionada al desarrollo de proyectos políticos, sociales, científicos, o altruistas, sin renunciar por ello al disfrute intenso de la sexualidad responsable, del buen vivir, de la cultura, del arte, de los negocios o de la profesión.

Estas mujeres excepcionales mantienen las puertas abiertas a la posibilidad de vivir con un varón: nadie conoce las encrucijadas del futuro, y eventualmente podría presentárseles mañana un hombre valioso y maduro, interesado en compartir no una servidumbre de desesperanza, sino una unión permanente y enriquecedora, basada en la experiencia, en el respeto, en la verdad, y en el genuino interés común de dar y recibir motivos de felicidad. Las buenas cepas, el cuidado, la práctica, y sobre todo el tiempo, dicen los conocedores, dan origen a vinos exquisitos!

1 Comments:

Blogger Il messagero non è importante... said...

Buenisimo hermano, de es este tipo de mujer a la que estoy buscando!

5:46 PM  

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